La imagen más nítida de la galaxia de Andrómeda

Captura de pantalla 2015-01-21 a las 17.29.26Esta imagen, captada por la NASA/ESA del telescopio espacial Hubble, es la mayor y más nítida imagen de la galaxia Andrómeda (también conocida como M31).

Esta es una versión recortada de la imagen completa de 1,5 mil millones de píxeles. Harían falta más de 600 pantallas de televisión de alta definición para visualizar la imagen completa.

Es la imagen del Hubble más grande que muestra más de 100 millones de estrellas y miles de cúmulos de estrellas en una sección del disco que se extiende por más de 40.000 años luz.

La imagen es demasiado grande para ser visualizado fácilmente a resolución completa y se aprecia mejor usando esta herramienta de zoom.

El artículo original con más resoluciones de la imagen, aquí.

Si un extraterrestre nos estuviese mirando…

Si un extraterrestre, en una galaxia a 65 millones de años luz de distancia estuviese mirando hacia la Tierra a través de un telescopio en este preciso momento, estaría viendo a los dinosaurios.

Si un extraterrestre, en una galaxia a 65 millones de años luz de distancia estuviese mirando hacia la Tierra a través de un telescopio en este preciso momento, estaría viendo a los dinosaurios.

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Si un extraterrestre, en una galaxia a 65 millones de años luz de distancia estuviese mirando hacia la Tierra a través de un telescopio en este preciso momento, estaría viendo a los dinosaurios.

¿Chivo expiatorio? Yo no fui.

William Holman Hunt: The Scapegoat, 1854.

William Holman Hunt: The Scapegoat, 1854.

Yo no fui, soy un chivo expiatorio, solemos oír a los acusados que, en su defensa, aducen ser parte de un plan en que se los acusa para desviar la atención y encubrir al verdadero responsable.

Del latín expiatorius pero de tradición judía, ya que en tiempos bíblicos se solía sacrificar un chivo en los rituales religiosos para exculparse por medio del sacrificio  de un joven macho de la cabra. Pero no termina ahí…

La expresión se menciona en La Biblia (Levítico 16:8, 10, 26), en un ritual del antiguo pueblo de Israel para el cual mediante el azar se elegían dos chivos como ofrenda para Yahveh. Un chivo era sacrificado por el sacerdote durante el rito; el otro era cargado con todas las culpas del pueblo judío y lanzado al desierto. Este último era conocido como chivo expiatorio.